Las vacunas chinas ya se han probado en “cientos de miles” de personas

Emergencia sanitaria

Las farmacéuticas aseguran que dan inmunidad y no causan efectos secundarios

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El Gobierno chino condecoró ayer a las personas que lucharon contra el coronavirus, en una ceremonia que se celebró en la Gran Casa del Pueblo

NICOLAS ASFOURI / AFP

Sin efectos secundarios, con inmunidad de hasta tres años y disponible a finales de este 2020. Según un responsable de una firma de biotecnología china, así son las dos vacunas experimentales contra la Covid-19 que han ensayado hasta la fecha en “cientos de miles” de chinos, de los que ni uno solo de ellos se habría contagiado con el virus. Palabras que animan la carrera mundial por hacerse con el primer antídoto contra el coronavirus.

Los proyectos en cuestión pertenecen al Grupo Nacional de Biotecnología de China (CNBG), una filial de Sinopharm que desarrolla dos de las cuatro vacunas chinas que actualmente están en la fase 3 de pruebas clínicas.

Los dos principales laboratorios participan en una feria en Pekín para empezar a captar posibles clientes

De acuerdo con uno de sus directivos, Zhou Song, sus inyecciones son las más empleadas por un programa autorizado por Pekín a finales de julio para permitir el uso de vacunas de emergencia todavía no aprobadas en grupos de alto riesgo, tales como sanitarios, agentes fronterizos, tripulantes de vuelo o empleados que desarrollen su labor en el extranjero.

“Se ha vacunado a cientos de miles [de personas] y ninguno ha mostrado ningún efecto adverso evidente ni se ha contagiado”, aseguró Zhou durante una entrevista con la emisora estatal Radio Nacional. En su intervención, añadió que con los resultados obtenidos hasta la fecha “no hay duda de que la inmunidad puede durar entre uno y tres años”. Esto, aclaró, haría innecesario organizar campañas de vacunación anuales contra el SARS-CoV-2 similares a las que hay con la gripe, ya que el virus no está mutando tanto como para que su vacuna tuviera problemas para hacerle frente.

La compañía, que está experimentando las pruebas de la fase tres en países como Marruecos, Jordania, Bahréin, Perú o Argentina, parece tener grandes expectativas de futuro. Así lo demuestra la construcción de dos nuevos centros en las urbes de Pekín y Wuhan –donde el virus apareció por primera vez–, con los que pretende ampliar su capacidad de producción anual del posible antídoto de los 220 millones de dosis actuales hasta los entre 800 y 1.000 millones.

Por su parte, las otras dos posibles vacunas chinas también parecen avanzar a buen ritmo, y esperan que la aprobación para su comercialización llegue pronto. Una de ellas, Sinovac, sigue desarrollando las pruebas de la fase tres en Brasil e Indonesia, mientras que ha completado la construcción de una fábrica capaz de producir 300 millones de dosis al año, y afirma que su antídoto es apto para ancianos. La cuarta en liza, obra de la firma CanSino y la Academia Militar de Medicina, asegura que su remedio protege contra todas las mutaciones del coronavirus, y en verano recibió autorización para participar en un plan de vacunación con personal del ejército.

Con el ojo puesto en las ventas, tanto Sinovac como Sinopharm participan estos días en una feria comercial en Pekín, exhiben sus vacunas y compiten por atraer la atención de los posibles compradores. “Contamos con la propiedad intelectual de todos los elementos, por lo que desarrollamos la vacuna por nuestra cuenta. No dependemos de otros, y podemos ofrecer precios más bajos”, aseguró Chen Wei, especialista de la Academia China de Ingeniería.

También en la capital, tras tres semanas sin registrar ni un solo contagio local, las máximas autoridades chinas celebraron ayer una ceremonia conmemorativa para escenificar la victoria del país contra el coronavirus. “Hemos derrotado el actual brote”, proclamó el mayor experto en medicina respiratoria de China, Zhong Nanshan, galardonado con la Medalla de la República –el más alto reconocimiento del Estado–, que aún así llamó a no bajar la guardia en el futuro. Junto a él, también fueron reconocidos como “Héroes del pueblo” otros tres expertos que han ayudado en la lucha contra el patógeno, así como decenas de trabajadores sanitarios, premiados con títulos honoríficos del Partido Comunista.

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