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Coronavirus

La app Radar Covid fracasa en España: pocos usuarios activos y decenas de miles de positivos sin notificar

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La app Radar Covid fracasa en España: cuesta encontrar usuarios activos

La aplicación Radar Covid, que desarrolló el Gobierno para ayudar a controlar la pandemia de coronavirus, no ha logrado tener el éxito que se esperaba. El problema no es la tecnología empleada para lograr su objetivo, sino la falta de un uso generalizado. Y es que, sin los suficientes usuarios activos y sin los códigos necesarios para notificar los casos positivos, la plataforma no puede llegar a ser útil ni eficaz.

"La descargué, la tuve una semana y media... Y la eliminé". Un equipo del Telediario de TVE ha salido a la calle para preguntar a los ciudadanos si realmente han usado la app, pero cuesta encontrar a personas que todavía la tengan descargada en sus teléfonos. Algunas dudan de su utilidad, otros no acaban de entender su funcionamiento.

En la aplicación, impulsada desde la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial que dirige Carme Artigues, se han introducido menos del 2% de los 3 millones de contagios confirmados en España desde el inicio de la pandemia. Pero la aplicación comenzó a estar operativa en septiembre y algunas comunidades autónomas no implantaron su uso hasta octubre. ¿Qué ha fallado en la estrategia de la aplicación Radar Covid?

Poca información a sanitarios y ciudadanos

"Enseguida vi claro que iba a ser obsoleto", comenta Salvador Casado a TVE, uno de los médicos con los que el gobierno se reunió hace más de medio año para intentar impulsar esta tecnología. Desde su punto de vista, se ha fallado a la hora de informar tanto a pacientes como a profesionales sanitarios para garantizar su uso. "No he recibido ningún paciente que haya tenido una alerta por aquí, ni en mi equipo de salud, otros profesionales", añade.

La aplicación se basa en la tecnología Bluetooth, que permite a dos usuarios intercambiar datos de manera anónima, mediante sus teléfonos móviles, cuando estén a menos de dos metros de distancia durante al menos quince minutos. Los terminales captarán un código encriptado, un identificador anónimo que cambia constantemente. En caso de que uno de los dos usuarios fuera positivo por coronavirus tendría que introducir el resultado en su aplicación y esta informaría de forma anónima a las personas con las que haya tenido contacto.

España testó esta tecnología en una prueba piloto en la isla de La Gomera entre junio y julio del año pasado. Desde septiembre el código del software es público, y los expertos independientes coinciden en que, aunque mejorable, es funcional, seguro y respeta la privacidad.

Precisamente, el respeto a la privacidad del usuario fue uno de los puntos que más suspicacias levantó cuando se anunció el desarrollo de una app para informar y detectar contactos de positivos. Esto también ha podido influir en la baja aceptación de la aplicación.

Desinterés ciudadano y un sistema sanitario poco digital

La española Carmela Troncoso es la impulsora del código abierto en el que se basan estas aplicaciones y, en declaraciones a TVE, defiende que la tecnología sí ha sido la adecuada y ha funcionado correctamente. "Lo que ha sido menos que lo esperado ha sido la aceptación, la adopción por parte de los usuarios. Todos los países están entre un 20 y 30%, cuando lo esperado era un 60%", explica. "Hemos visto que mucha gente no quería tener la app porque no quiere que la avisen".

Para muchos analistas, al desinterés ciudadano hay que sumarle un sistema sanitario no del todo digitalizado y no interconectado. Si un usuario de la aplicación se contagia, debería notificarlo utilizando un código anónimo. Ese número se lo tiene que proporcionar la comunidad autónoma. La mayoría no ha automatizado un procedimiento y pocos códigos llegan a los pacientes.

"En Suiza, si no recuerdo mal los médicos estaban dando los códigos con papelitos. ¿Por qué? Pues porque no habían conseguido conectarse, lo querían hacer más rápido... Entonces, uno puede pensar: ¡qué primitivo! Pero es efectivo", analiza Manuel Carro, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid (Oficial) y director del IMDEA Software Institute.

El Gobierno no "apaga" Radar Covid

De los 3 millones de contagios confirmados en España, en la aplicación se han introducido menos del 2%. Pero por el momento el Gobierno no ha desistido con Radar Covid y ha adjudicado dos contratos a la empresa INDRA, sin concurso, por la vía de urgencia y de los que no se dan detalles. El último es el más cuantioso: casi millón y medio de euros.

Según argumenta Santiago Graña, de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, el objetivo es "mantener operativa la aplicación". Para garantizar "no solo por las adaptaciones o evoluciones", sino también mantener la infraestructura basada en la nube, era necesario actuar sin demora, y "una licitación en abierto requiere del orden de nueve meses", apunta.

El contrato se gestionó entre noviembre y diciembre, cuando el uso de la aplicación ya estaba en niveles mínimos, según las estadísticas oficiales.

Radar Covid: del fracaso en Alemania a su uso obligatorio en China

Fracaso en Alemania, éxito en China

En otros países, también se han desarrollado aplicaciones similares a española para controlar la pandemia, pero los resultados son dispares: fracasa en Alemania, pero triunfa en China.

A pesar de las 30 millones de descargas de la app Corona Radar en Alemania, los datos que aporta la propia aplicación delatan su fracaso: desde junio solo 248.000 personas se han registrado como positivos cuando en ese tiempo ha habido más de 2,5 millones de contagios en el país, es decir, se han introducido solo el 10%. Esto es así porque solo 1 de cada 3 personas avisa de que es positivo. Al parecer, los ciudadanos alemanes sí quieren saber si han tenido contacto con un positivo, pero se resisten a comunicar su resultado.

El Gobierno defiende la app y, como sucede en España, muchos expertos alemanes consideran que el fracaso no es tanto por la funcionalidad del software, sino por las carencias en la digitalización de la administración pública, que limita sus posibilidades. De hecho, los datos de la pandemia todavía se transmiten por fax diariamente al Instituto Robert Koch.

En China, en cambio, el uso de la aplicación, integrada en WeChat, es obligatorio desde marzo de 2020 y su uso está totalmente extendido. Como muestra la corresponsal de TVE en el país, Mavi Doñate, con la app se permite la entrada a determinadas áreas y funciona también como geolocalizador de contagiados para poder imponer medidas preventivas si fuera necesario.